Elden Ring, el desafío convertido en tedio.


Aún recuerdo (y recuerdo pocas cosas) cuando Carlos, un colega, me habló de Dark Souls. Todo lo que me contó despertó mi interés hasta el punto de que compré el juego en su Prepare to die edition. Mi colega ya me había comentado que el juego era muy difícil y al ver el subtítulo pensé: ¡Flipaos! Pues el que flipó fui yo ante lo que me encontré, abandoné el juego por pura frustración en el enfrentamiento con el demonio de tauro.

Años después, y tras haber completado Code Vein y Nioh, mi pareja y yo apostamos a ver quién era capaz de acabar primero el juego. Lo volví a empezar, esta vez en la versión remaster para PS4, y esta vez sí, acabé el dichoso Dark Souls. Y más importante aún: disfruté de las virtudes del juego aún a pesar de sus defectos que, como todo, los tiene.

Tras eso conseguí terminar Dark Souls, Dark Souls 2, Dark Souls 3, Bloodborne y Demon's Souls, además de otros similares no desarrollados por From Software. Y todos, con sus más y su menos, me gustaron, los disfruté y llegaron a engancharme mucho. Y entonces llegó Elden Ring...


No voy a mentir, no me fiaba de Elden Ring ya desde un principio. De hecho, no lo iba a comprar de salida, pero tuve la oportunidad de hacerme con la edición coleccionista con su figura de Malenia y bueno, la tentación me pudo.

Desde el principio se anunció que el juego iba a ser un mundo abierto y yo con este tipo de juegos tengo un problema: me acabo hartando de perder el tiempo. Me explico: los mundos abiertos (al menos como yo los percibo) son unos juegos donde tienes una misión principal y un mundo enorme lleno de mil chorradas. Al principio hacer las cosas secundarias está entretenido, vas viendo el mundo, haces una misión para alguien que te da una recompensa, etc. Pero al final siempre acabo la sensación de que estoy perdiendo el tiempo, al final todas estas cosas secundarias son hacer lo mismo con pequeñas variaciones y a mí eso me aburre. Así siempre acabo hartándome de hacer cosas secundarias y yendo directamente a la misión principal que es donde está la chicha buena.


Con Elden Ring al principio todo fue bastante guay, era un souls pero mejor hecho (que habiendo hecho cinco juegos iguales, pues es lo normal, supongo) y el mundo abierto en principio parecía guay, además había leído varias reseñas que aseguraban que no era como otros mundos abiertos repetitivos y sin vida.

Veinte o treinta horas me duró la exploración, donde iba a ver qué era aquello del horizonte, me metía en rincones rarísimos y recorría todo lo que se me iba ocurriendo. Y ya digo que al principio guay, pero tras tantas horas me di cuenta que al final todo era una ruina con varios enemigos y un cofre con algo insulso al bajar unas escaleras, una cueva con unos cuantos enemigos y un jefe al final, una mazmorra donde había que tirar de una palanca para poder enfrentarte al jefe, con enemigos de por medio, claro, una mina con más enemigos, minerales que recoger y un jefe al final y ya, todo lo secundario era eso una y otra y otra vez. Ah, y las prisiones, que son simplemente un enfrentamiento a un jefe.

Claro que hay partes menos genéricas y más detalladas, como el castillo del velo tormentoso o la academia, y ahí es donde volvía a ver eso que los otros juegos hacían tan bien y que siempre quise que hubiesen hecho igual en los Nioh, esos niveles hechos al milímetro. Pero claro, en los otros juegos la maravilla es que todo estaba tan bien conectado (en Dark Souls 2 un poco menos) que la sensación de que todo era jodidamente coherente y genial era increíble; pero en Elden Ring todo esto queda diluido. La conexión entre las zonas importantes es lógica y correcta, sí, pero no es perfecta, además de que el relleno que hay de por medio me resulto una molestia más que otra cosa.


Así que nada, como preveía desde un principio me aburrí del contenido secundario, así que tocaba ir al principal y terminar el juego. Iluso de mí.

Cualquier juego de mundo abierto que he jugado me ha permitido siempre hacer esto, pasar de lo secundario y seguir con la historia principal. Y Elden Ring lo permite, claro, tú puedes ir a donde quieras cuando quieras, pero te vas a comer una p*ta mie*da. Porque claro, el juego está pensado para que hagas todas las chorraditas que te han puesto por ahí, así ganas nivel y te haces más fuerte, por lo que puedes afrontar bien lo que te espera, pero si te vas a Leyndell con un nivel 40 vas a flipar.


Aquí vienen spoilers


Pues a Lyndell que fui, me cargué a un dragón de magma que me costó lo suyo, hui de otro dragón que me apareció al paso y llegué a una zona donde había caballeros y soldados parecidos a los que ya había visto, fáciles. Luego conseguí entrar en la ciudad. Ahí el nivel de los enemigos era rarísimo, había algunos fáciles, pero otros que no tenían ni puto sentido; había un tío con una ballesta de repetición que no había terminado de disparar y ya me había matado dos veces.

Con mucho esfuerzo conseguí llegar a Margoth, ya tenía el árbol delante, había acabado por fin, ya podría aparcar este juego que me había aburrido sobremanera y seguir con otra cosa, pero no. El árbol tenía unos pinchitos superpoderosos a los que había que meter fuego con una llama no sé cuántos. Pues rumbo al pico de los gigantes. Aquí lo mismo, rápido al objetivo, llego al jefe y aquí empezó de verdad el suplicio: el puñetero gigante me mataba de uno o dos golpes. No sé cuántos intentos me llevó, pero muchos, hasta que al final conseguí hacer prácticamente un no-hit de esos.

Y pensarás, pues ya le he pegado fuego a eso, ahora a por el árbol. Pues ni hablar, me transportaron a un sitio en ruinas que tuve que superar. Aquí los enemigos medios los controlé más o menos bien, pero los jefes... El duo sacrodermo, que como Orstein y Smaug molaron en el Dark Souls hay que meter parejas de jefes en todos sitios, aunque estén hechos como el culo.

Bueno, que me los cargué, entonces llegué a Maliketh y aquí estuve a punto de dejar el juego, que difícil era el cabrón. La primera fase bien, pero la segunda, como me enganchase, muerto. Así que otro semi-no-hit después de muchos intentos.

Vuelvo a Leyndell, todo hecho una mierda, yo ya cansado de este juego en el que como no he hecho en tedioso contenido secundario los enemigos me matan de un golpe. Me cepillo al tío de los libros, llego a Godfrey y me lo cargué a la primera.

Por fin había terminado, el árbol de los huevos estaba ahí, yo había alcanzado nivel ochentaypico sin saber ni cómo y no, quedaba el enemigo final: Radagon.

Varios intentos, Radagon muerto y me va y me aparece lo peor que te puede aparecer en los juegos de esta gente, un enemigo gigante, porque a la sexta vez la cámara tampoco funciona decentemente.

Pues venga, pim pam, me mata. Vuelvo al enfrentamiento y Radagon de nuevo, lo mato, el moco espacial otra vez, le estoy dando de lo lindo y empieza el tío a lanzar magias que no puedo esquivar, hacen daño masivo y en dos o tres impactos me matan.


Estuve una semana entera intentándolo, hasta que decidí subir hasta nivel 160 a base de tediosa recogida mecánica de almas, subir la lágrima mimética a +10 y aun así me costó horrores vencer al moco de los huevos. Entre medias me cargué a Malenia, al cuarto intento, a Mogh a la primera, al tío serpiente a la segunda; y el p*to moco me hizo la vida imposible.

¿Y sabéis lo peor? Que no fue como Gherman en Bloodborne, que me costó horrores, pero sabía que lo podía conseguir, aquí sentía que era imposible, que era un enemigo injusto en un juego relleno de contenido clónico que me querían obligar a hacer.


Para mí Elden Ring ha sido el peor juego de From Software: ha sido aburrido, frustrante, tedioso, injusto... y mira que al principio pintaba bien, mecagoenla...

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